Introducción

A medida que continuamos con nuestra serie de una semana buscando responder la importante pregunta de por qué deberíamos pasar tiempo a solas con Dios, hoy vamos a ver simplemente el valor de tener tiempo a solas. En un mundo en el que estamos inundados de medios de comunicación, personas, estrés y trabajo desde el momento en que nos despertamos, Dios tiene un mejor comienzo para todos los días si lo seguimos.

Pasaje Bíblico

“[Jesús]… por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar”. Lucas 5:16

Adoración

Al Mirate a Ti | Majo & Dan

Majo y Dan – Al Mirarte a Ti

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Devocional

¿Por qué el tiempo a solas con Dios es tan importante? ¿Por qué no basta con ir a la iglesia, a un grupo comunitario o a un estudio de la Biblia? A aquellos que hemos crecido en la iglesia o que hemos estado yendo a la iglesia por muchos años, nos han dicho que el tiempo que pasamos solos con Dios es vital para nuestra relación con él. A muchos de nosotros, sin embargo, nunca nos dijeron por qué esto es fundamental. Y para que podamos participar de manera consistente y efectiva en esta práctica crucial, debemos entender por qué es tan importante.

Esto es lo que aprendemos en la Biblia acerca de tener tiempo a solas con Dios. La Biblia deja muy claro que Jesús pasó tiempo a solas con su Padre celestial. Lucas 5:16 declara, “[Jesús]… por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar”.  Marcos 1:35 declara: Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar”. A menudo en la Biblia, Jesús se retiraba lejos de la multitud para orar. Entonces, la primera razón para pasar tiempo a solas con Dios es porque Jesús lo hizo. Si Jesús necesitaba tiempo a solas con su Padre celestial, podemos estar seguros de que nosotros lo necesitamos aún más. Jesús caminó en la presencia de Dios constantemente. Jesús respondió todo el tiempo a la voluntad de Dios para su vida. Él es nuestro ejemplo perfecto. Y, aun así, necesitaba tiempo a solas con Dios.

También vemos en el ejemplo de Jesús que el tiempo a solas con Dios nos capacita para llevar a cabo el propósito de Dios para nuestra vida. Fue después de retirarse al desierto, en Lucas 4, que comenzó a realizar milagros. Jesús entró en el Huerto de Getsemaní lleno de tristeza y dolor, pidiéndole a Dios un camino que no fuera su propia muerte para lograr la salvación de su pueblo. Después de pasar tiempo a solas con Dios, salió del jardín facultado para soportar la peor atrocidad de la historia. Pasar tiempo a solas con Dios nos autoriza a vivir una vida llena del conocimiento de los propósitos de Dios y de la capacidad llevarlos a cabo fielmente.

Por último, Jesús es claro en Mateo 6:5-6 con respecto a cómo debemos orar. La Biblia dice: “Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”. Dios recompensa el tiempo que pasamos solos con él en oración. Es orando en secreto que nos encontramos clara y tangiblemente con el amor de Dios por nosotros. Conversando con el Espíritu, aprendemos cómo suena su voz. Al hacerle preguntas a Dios, descubrimos su voluntad. Y es pasando tiempo a solas con él que nuestras vidas se centran en su cercanía y bondad.

Todo el dinero del mundo no puede comprar las recompensas que Dios desea darte. Todo el favor de los hombres no satisfará tu deseo insaciable de ser completamente conocido y amado. Recibe en este momento el mejor regalo que se te puede ofrecer, la comunión uno-a-uno con tu Padre celestial.

Guía de Oración

1. Estés donde estés, busca un lugar para estar solo y orar. Busca un lugar en el que puedas estar en soledad sin ser interrumpido.

[Jesús]… por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar”.  Lucas 5:16

Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar”. Marcos 1:35

2. Lee y ora a través de esta porción de la Biblia. Que Dios te revele su provisión y amor por ti mientras oras la oración modelo de Jesús.

“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. Mateo 6:9-13

3. Entabla una conversación con Dios. Pregúntale cómo se siente con respecto a ti. Ven ante él con cualquier cosa que te agobie y deposita tus cargas a sus pies. Descansa en la paz que proviene de su presencia.

“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”. Mateo 11:28-30

El deseo que Dios tiene de pasar tiempo a solas contigo no busca a agregarle más estrés o presión a tu vida, sino aliviarla. Él no está detrás de ti controlándote religiosamente, sino que es un buen Padre que anhela llenar tu vida con su gracia, poder y amor. Dedica un tiempo hoy reflexionando sobre estas preguntas importantes de Brennan Manning escritas en su libro El anhelo furioso de Dios (The Furious Longing of God). Que tu día esté marcado por el amor de tu tierno y buen padre.

Lectura Complementaria

“¿Tu vida de oración personal se caracteriza por la sencillez, la candidez infantil, la confianza ilimitada y la familiaridad de un pequeño que se arrastra hacia el regazo de su papá? ¿Sabes con certeza que al papá no le importa si el niño se queda dormido, si comienza a jugar con juguetes o incluso si comienza a conversar con sus amiguitos, porque sabe que el niño esencialmente ha elegido estar con él en ese momento? ¿Es ese el espíritu de tu vida interior de oración?”.

Lectura Complementaria: Mateo 6