Devocional

En las increíbles y abundantes bendiciones de la Biblia y del Espíritu Santo, Dios ha demostrado su deseo de que sepamos la verdad. La verdad es un arma poderosa contra los esquemas del enemigo. La verdad tiene la capacidad de otorgar confianza y libertad a todos los que encuentren su satisfacción en ella, y la verdad a los ojos de Dios está completamente fundada en relación con la persona de Jesucristo. Que Dios nos conceda hoy un hambre de verdad que sea profundamente satisfecho en comunión con nuestro amoroso Salvador.

Todo lo que Dios es y hace es la verdad personificada. No hay mentira ni engaño en nuestro Dios, por lo tanto, solo al centrar nuestras vidas en torno a la relación con él, comenzaremos a experimentar el fruto de la verdad en nuestras vidas. En Juan 14:6 Jesús dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida… Nadie llega al Padre sino por mí”. La vida de Jesús es nuestro ejemplo de verdad. Todo lo que hizo fue una perfecta demostración de la verdad. Si no nos dedicamos al estudio de su vida y experimentamos quién es él personalmente, nos encontraremos viviendo en las costas rocosas de la indecisión y las verdades a medias. Necesitamos su ejemplo para seguirlo.

Necesitamos poner la vida de Jesús a la vanguardia de nuestras mentes si queremos disfrutar de la vida abundante que la verdad nos ofrece. 1 Juan 5:20 dice: “También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna”. Jesús es el Verbo hecho carne, y a través del Espíritu Santo y la Biblia tenemos acceso no solo a aprender sobre su vida, sino también a ser transformados a su semejanza.

Romanos 8:29 dice: “Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. Tú y yo fuimos creados para buscar la verdad y para verla dar sus frutos en nuestras vidas. Fuimos creados para hacer brillar la poderosa luz de la verdad en un mundo lleno de tinieblas y mentiras. Pero antes de que podamos compartir la verdad de Dios debemos permitir que ésta nos llene y nos transforme. 1 Juan 3:18 dice: “Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad”. La verdad debe manifestarse en nuestras acciones. La verdad tiene mucho más que ver con nuestras obras de amor que con las palabras que decimos. Cualquiera puede decir palabras y no decirlas en serio. Nadie puede amar verdaderamente a alguien sin revelar a Jesús, la verdad manifestada en carne. No podemos amar a alguien sin el poder de la verdad que brilla en el núcleo de lo que somos: que Dios nos ama incondicionalmente tal como somos.

Toma un tiempo hoy para permitir que la verdad del amor de Dios y la vida de Jesús se abran paso en cada parte de tu vida. Continúa el proceso de ser formado a la imagen de Jesús meditando en la Biblia y experimentando a la persona viva y activa de Jesús. Que la verdad del amor de Dios te lleve a una vida de disfrutar de la presencia de Dios y amar bien a los demás.