“Se necesita generosidad para descubrir el mundo a través de los demás. Si te das cuenta de que sólo eres un violín, puedes abrirte al mundo interpretando tu papel en el concierto”.

Jacques-Yves Cousteau

Muchas de las verdades de las enseñanzas de Jesús se basan en la paradójica realidad de que nuestra calidad de vida está directamente relacionada con nuestra generosidad.

Lucas 6:37-38 dice:

No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Jesús dice aquí que nuestras prácticas de juzgar a otros, perdonar y recibir están directamente relacionadas con nuestra generosidad. De alguna manera, cuando damos libremente nuestro tiempo, talento y tesoro, nos posicionamos para recibir más libremente. 

En las relaciones, cuando estamos dispuestos a ser generosos con nuestro tiempo, generosos con nuestra vulnerabilidad, generosos con nuestras palabras y generosos con nuestras suposiciones, descubrimos que eso abre el camino para que otros respondan de la misma forma. 

La Escritura también habla directamente de los efectos que tiene la generosidad en relación con nuestras finanzas y recursos:

“Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.” (Proverbios 11:24-25)

Si deseamos crecer en la vida intencional, la generosidad es una gran parte  que simplemente no puede ser ignorada. La Biblia habla muy claramente de cómo la generosidad afecta a nuestro bienestar y necesita ser explorada. 

La naturaleza de nuestra generosidad

Para ser claros, la alegría de la generosidad no proviene de la expectativa de lo que obtendremos a cambio. Y el valor de nuestra generosidad no está ligado al número de recursos terrenales que tenemos y que, por tanto, podemos regalar. 

Dios no necesita ni una pizca de nuestros recursos. Todos los recursos son suyos. Como en todas las cosas con Dios, el punto principal de la generosidad no es la posesión, sino el corazón del dador.

A Dios le interesa la manera en que vemos nuestro tesoro porque le interesa la condición de nuestro corazón:

“Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt: 6:21).

Dios conoce el alcance de nuestros recursos. Sabe el daño que nos hace el acaparar lo que nos ha dado. Porque cuando acaparamos nuestros recursos en esta vida, perdemos el sentido de por qué estamos aquí.

Este mundo no es nuestro hogar. Esta vida -aunque es hermosa y maravillosa y está llena de posibilidades de relaciones y experiencias significativas- es insignificante en comparación con lo que nos depara la eternidad.

Se nos ha dado, a través de la relación con un Dios eterno, una oportunidad eterna de vivir sin miedo a la necesidad del ahora. Se nos invita a decir sí a una mentalidad eterna  y a experimentar la alegría celestial de la economía de Dios, donde todo se da por gracia.

Una hermosa imagen de la visión de Dios sobre la generosidad se encuentra en la experiencia de Jesús con una viuda en Marcos 12:41-44:

Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades.  Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. Estos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».” 

En la economía de Dios, la naturaleza de nuestra generosidad no se define por lo que damos, sino por lo que nos queda. 

Si esperas crecer en la generosidad intencional este año, aquí hay algunas maneras útiles de construir la generosidad en tu vida:
1. Planifica la generosidad con tu familia

Es más fácil y más agradable ser generoso con otras personas que hacen lo mismo. Tanto si se trata de crear un espacio para tu tiempo, tus talentos o tu tesoro, es inmensamente útil hacerlo de acuerdo con tu familia. 

2. Ten una reunión semanal sobre el presupuesto general

No te limites a revisar tus finanzas; determina también cómo estás gastando tu tiempo y energía. Echar un vistazo honesto a la semana pasada, celebrar las victorias de la intencionalidad y reconocer con gracia las áreas que debes mejorar es un catalizador útil para la generosidad y la intencionalidad en la semana siguiente. 

3. Haz un estudio anual sobre tu generosidad

Hay muchos recursos, conferencias y guías sobre la generosidad. Aprende a como administrar tus recursos, como hacer donaciones y sobre otras  formas prácticas de generosidad puede un aliado en este proceso  y ayudarte a encontrar el mayor impacto de tu “sí” a ser generoso.