Introducción

En nuestro último día de esta serie que busca poner nuestra fe en acción, vamos a ver la victoria que tenemos en el amor de Dios. Como su pueblo, Dios nos invita a  vivir en victoria, una victoria que necesitamos desesperadamente. Que Dios nos afirme hoy en su poder, y que las cadenas caigan de nosotros y de los demás mientras Dios nos guía hacia un estilo de vida de victoria en él.

 

Pasaje Bíblico

Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor”. Romanos 8:37-39

Adoración

Amor Sin Comparación | Hillsong en Español  

Amor Sin Comparación – Hillsong en Español

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Devocional

A través de Jesús, Dios ha obtenido la victoria en la tierra. El dominio que el diablo tenía sobre la humanidad fue aplastado por la cruz de Jesucristo. Colosenses 2:13-15 dice: “Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal”. Jesús ha triunfado sobre todo lo que se interponía entre nosotros y una vida en relación con Dios.

Romanos 8, uno de mis capítulos favoritos de todas las Escrituras, nos dice: Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor”. (Romanos 8:37-39). Se nos ha dado la victoria sobre el enemigo y todos sus planes. Pero a pesar de que hemos obtenido la victoria en Jesús, el diablo todavía trabaja para llevarnos a ti y a mí de vuelta a nuestros caminos anteriores. A pesar de que Jesús ha derrotado al enemigo, todavía debemos vivir esa victoria todos los días y ayudar a los demás a nuestro alrededor a que hagan lo mismo. A pesar de que el amor ha ganado, todavía debemos luchar por la victoria en los demás.

Nos necesitamos mutuamente para experimentar la libertad que tenemos disponible en Cristo. La Escritura nos exhorta a participar juntos en la confesión, comunidad, adoración y batalla espiritual. Proverbios 27:17 dice: “El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre”. Santiago 5:13-16 dice: “¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas. ¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará”. Debemos comprometernos unos con otros y luchar juntos por una vida victoriosa en Cristo. La Biblia es clara acerca de que la santificación es un proceso, y es un proceso destinado a ser llevado a cabo en conjunto.

Debemos tratar de sacar lo mejor unos de otros. Si ves a un hermano o hermana luchando contra la tentación, lucha por ellos a través de la oración. Diles palabras que inspiren vida. Anímalos a ser lo aquello para lo que Dios los hizo. Permanece con ellos a través de las circunstancias y las consecuencias que se presenten. Vela por ellos en la lucha hasta que experimenten la victoria sobre el poder del pecado y la oscuridad en su vida. ¡Ábrete a los que te rodean y pide su ayuda en tu propia vida! No tienes que pelear batallas espirituales solo. Hay personas a tu alrededor que lucharán para que la victoria sea una realidad en tu propia vida.

A través de Cristo, el amor ha ganado. Él ha allanado el camino de la victoria para ti y para mí. Ya no somos del mundo. Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”. Camina por las obras que Dios ha preparado para ti hoy, y en amor, esfuérzate para que los que te rodean hagan lo mismo. Tú y yo estamos destinados en esta vida a mucho más que luchar contra el pecado. Luchemos mutuamente por la victoria de cada uno.

Guía de Oración

1. Renueva tu mente a la victoria disponible para ti en Cristo.

“Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal”. Colosenses 2:13-15

2. ¿Quién necesita hoy que luches por su victoria? ¿Quién necesita tu aliento? ¿Quién necesita que les digas la verdad en amor? ¿Quién necesita que intercedas por ellos?

3. Ora por su victoria. Como sea que el Espíritu te incite, ora para que puedan vencer el poder del pecado en sus vidas. Confía en que Dios se moverá cuando ores.

“La oración del justo es poderosa y eficaz”. Santiago 5:16

Lectura Complementaria

No tienes que ser perfecto antes de poder luchar por la victoria en la vida de otra persona. No tienes que estar experimentando la libertad por completo antes de que tu Padre te use para ayudar a alguien más. Si las únicas personas que pudieran participar en el ministerio tuvieran que ser perfectas, el movimiento del cristianismo habría muerto hace ya mucho tiempo. Estás equipado para ayudar en este momento exactamente de la manera en la que eres. Participa en comunidad con otros creyentes como Dios pretende y experimenta más vida juntos mientras caminas en la victoria presentada ante ti por el poder de la muerte y resurrección de Jesús.

Lectura Complementaria: Efesios 2