Estamos viviendo una época muy frustrante. Las cosas aquí en Dallas no van bien con respecto al COVID-19. Estamos viendo un aumento en el número de casos y hospitalizaciones. Números que rompen récords. El más alto que hemos visto hasta ahora. Mucha gente sigue sin trabajo con mucho miedo al futuro. Las cosas que estaban abiertas se están cerrando de nuevo. Aquello que como familia esperábamos con ansias, como los viajes fueron cancelados y lo que tanto queríamos  hacer en el verano, como  ir a los parques acuáticos no están abiertos.

Proverbios 13:12 dice: “La esperanza frustrada enferma el corazón, pero un deseo cumplido es un árbol de vida”. No se me ocurre una mejor manera de describir el estado de nuestra situación actual… esperanza frustrada. Todo se ha postergado. Todo está aplazado hasta otro momento. Y mi corazón se siente realmente enfermo por todo lo que está pasando.

Hoy sólo lo siento… frustración. Es julio… hemos estado aislados desde marzo. Hemos sido forzados a salir de nuestro sentido de normalidad por casi cuatro meses sin ningún signo de cambio en el corto plazo. Eso es totalmente decepcionante. Ciertamente no estoy aquí para señalar el porqué, porque eso simplemente no ayuda. Sino más bien para ayudarnos a sentir y participar en nuestra decepción en lugar de enfrentarnos al olvido, adormecernos completamente o vivir en total negación.

¿Sabías que Dios sólo busca nuestra total honestidad? 

En un mundo en el que sólo ponemos nuestro mejor pie adelante, Dios está preguntado lo que realmente está pasando dentro de ti. A Dios no le interesa el falso yo que retratamos, sino la pena, la decepción, las preguntas y los anhelos genuinos que sentimos.

Brennan Manning se refiere a este “falso yo” como el “impostor”. En su libro, Abba’s Child, dice: “El impostor está frustrado porque nunca escucha la voz de Dios. No puede, ya que Dios no ve a nadie allí” (página 25). 

¿Has estado trayendo tu impostor o tu verdadero yo a Dios en estos días? ¿Evitas orar en tu decepción? ¿Has estado evitando el silencio y los tiempos de quietud con tu Padre? ¿Has estado evitando tus verdaderas emociones  y corres a cosas como las redes sociales, la televisión, alimentos adictivos para hacer frente? 

Craig y yo realmente nos preocupamos por la salud mental de nuestros lectores. Y este tiempo de auto-aislamiento es realmente una tormenta perfecta para caer en hábitos tóxicos. El principal consejo que quiero darte hoy es simplemente invitarte a que traigas tus decepciones (y cualquier otra cosa que puedas estar sintiendo) al Padre. Descansa en su regazo.  Sumerge tu rostro en su pecho y grita. Siente. No te vuelvas insensible. No te encierres en el trabajo o busques otra excusa para evadir tus emociones. No te pongas un falso yo. Dios es bueno aún en nuestros arrebatos de enojo, decepción o tristeza. Es un padre perfecto que sabe exactamente cómo cuidar de ti, su hijo. 

Dios quiere levantar tu cabeza decaída. Quiere fortalecer tus huesos y llenar tu espíritu de esperanza para enfrentar el presente y el futuro. Pero no disfrutarás de esto si te vuelves hacia otras cosas y evitas tu dolor. Dios sigue teniendo el control. Él es bueno todo el tiempo. Y tiene cosas que quiere decirte específicamente para este momento. 

¿Qué harás con tu decepción hoy?

“Alzaré mis ojos a los montes.¿De dónde vendrá mi socorro?  Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda. Por cierto, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador, Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal, él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre”. Salmos 121