Introducción

Al llegar a la mitad de nuestra serie sobre las promesas de Dios, hoy vamos a ver su promesa de libertad. Este mundo intenta atarnos a sus formas todos los días, manteniéndonos sometidos en un lugar del que Dios desea levantarnos. Pero en Jesús, se nos ofrece una libertad total y completa. Y en el Espíritu se nos ofrece un camino continuo para ejercer esa libertad. No importa si es el miedo, la lujuria, el orgullo o cualquier otra cosa, Dios tiene la libertad total para ti hoy en su presencia. Que las cadenas se rompan ante la luz de la maravillosa gracia de Dios. 

 

Pasaje Bíblico

“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”. Gálatas 5:1

Adoración

Ya No Soy Esclavo | Twice Música

TWICE – Ya no soy esclavo (Bethel Music – No Longer Slaves) | LETRA

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Devocional

La libertad es una idea que pasamos la mayor parte de nuestras vidas tratando de experimentar. Los diferentes lazos de esclavitud con el mundo, ahogan nuestra capacidad de prosperar y disfrutar de la vida. Nosotros como cultura, celebramos eventos monumentales como la caída del Muro de Berlín y el movimiento mundial por los derechos civiles, porque sabemos que la libertad es necesaria para que una vida se viva al máximo. Luchamos por la libertad de los que están en cautiverio. Abogamos por los silenciados por los lazos de esclavitud. Y las Escrituras dejan claro que Dios no es diferente.

Uno de los temas más generalizados en la Biblia es la libertad. Sus páginas están llenas de historias que muestran a Dios liberando a su pueblo de la esclavitud. El mismo Jesús liberó a Sadrac, Mesac y Abednego del horno de fuego. Dios cerró la boca de los leones para liberar a Daniel. Y vemos a Dios liberar a toda la nación de Israel de la esclavitud bajo los egipcios a través de una avalancha de plagas. La Biblia es clara cerca de que Dios trabaja constantemente para liberar a sus hijos del yugo de la esclavitud.

La Biblia contiene historias en las que Dios no solo libera de la esclavitud física, sino también de la esclavitud espiritual. Romanos 6:17-18 dice: “Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de corazón a la enseñanza que les fue transmitida. En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia”. Y luego Pablo escribe en Romanos 8:1-4: “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa, sino según el Espíritu”. Y en Gálatas 5:1, Pablo escribe: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”. Jesús en Juan 8:36 declara: “Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres”.

La Biblia es explícita mostrando que a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, nosotros como creyentes hemos sido liberados de la esclavitud del pecado. El pecado ya no es nuestro amo. Los lazos del pecado que te enredaban y las consecuencias de estar separados de Dios, se rompieron por la sangre de tu Salvador. En la muerte de Jesús, Dios te hizo su promesa de libertad. Él ha prometido que ya no tienes que vivir la vida como esclavo del pecado. Ahora tienes a tu disposición una vida en el gozo y el poder de la justicia.

Dios te ha prometido su libertad, ahora todo lo que necesitas es vivir a la luz de lo que Dios ya ha hecho por ti. Corta los lazos con tu vida anterior. Como Pablo escribió en Efesios 4:22-24, “Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad”. Vístete todos los días sabiendo quién eres en Cristo. Elige vivir en libertad en lugar de vivir en pecado. Cuando sientas que regresas a tus formas anteriores, tómate un minuto y pídele al Espíritu que guíe tus pasos lejos de tu vieja vida. Dios te ha prometido su libertad. Él hizo su milagro de libertad en ti en la salvación. Has sido hecho nuevo, ahora vive en respuesta a la increíble obra de Dios, persiguiendo una vida en justicia. Pasa tiempo en la presencia de Dios permitiendo que su verdad y su amor te moldeen y te den la imagen de quien te ha salvado.

Guía de Oración

1. Medita en la promesa de Dios de tu libertad del pecado.

“Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva”. Romanos 6:4

2. Ahora reflexiona sobre las áreas de tu propia vida en las que necesitas experimentar la promesa de libertad de Dios. ¿En qué te sientes encadenado al mundo? ¿Qué pecado te esclaviza?

3. Renueva tu mente a la verdad de lo que la palabra de Dios dice sobre esa área. Declara la libertad que Cristo pagó por tu vida. Pasa un tiempo pensando realmente en el poder de Dios sobre tu pecado. Entra en guerra con el enemigo usando la verdad de Dios como tu arma.

“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”. Gálatas 5:1

“Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres”. Juan 8:36

“Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de corazón a la enseñanza que les fue transmitida. En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia”. Romanos 6:17-18

Lectura Complementaria

Sigue la guía del Espíritu Santo hoy mientras continúas alejándote del pecado. El enemigo se ve obligado a atraerte hacia el pecado que te enredó en otro tiempo, pero “el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo”. (1 Juan 4:4). La victoria ya es tuya. Jesús ha ganado tu libertad. La batalla ahora se desata en tu mente. Mantén la victoria sobre esa área a través del poder de la palabra de Dios, y el pecado que parecía ser habitual ya no tendrá control sobre ti.

Lectura Complementaria: Romanos 6–8. (Estos capítulos deben ser leídos juntos. Para una comprensión más completa, lee los tres capítulos en una sola sesión).