Introducción

1 Corintios 13:13 dice: “Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor”. El aspecto más importante de la vida cristiana es el amor. El amor debe estar en la base de todo lo que hacemos, todo lo que somos y todo a lo que nos aferramos. Si nos enfocamos en el amor y permitimos que el Espíritu Santo quite todo lo demás, lo que quedará será una vida de bendita sencillez enraizada en la relación cara a cara con nuestro Padre celestial. Al considerar esta semana la sencillez del amor, oro para que todas las cosas pesadas y frívolas del mundo que te roban la vida abundante se desvanezcan a la luz de la bondad gloriosa del amor incondicional de Dios que está totalmente disponible para ti.

Pasaje Bíblico

“Nosotros amamos porque él nos amó primero”. 1 Juan 4:19

Adoración

Extravagante | Twice Música ft. Valeria Farías

TWICE MÚSICA ft. Valeria Farías – Extravagante (Video Oficial)

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Devocional

El hecho de que somos buscados por el Creador del universo es una verdad insondable que ilustra perfectamente el asombroso amor que nuestro Padre celestial tiene por nosotros. Efesios 2:8 dice: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios”. Aquellos que hemos creído y aceptado el don gratuito de la salvación hemos sido quitados del fundamento de este mundo, que es la vida basada en obras, y nos hemos introducido en un nuevo estándar de gracia. Solo por gracia tenemos una relación maravillosa y restaurada con el Dios que nos busca apasionadamente en cada etapa de la vida, y solo por gracia nuestras vidas ahora se basan en el amor incondicional de nuestro buen Padre.

1 Juan 4:8 dice: “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. Todo lo que Dios hace es amar porque es su naturaleza misma. Cada palabra de la Biblia fue escrita porque él nos ama. Todo lo bueno que tenemos en la vida solo está disponible para nosotros porque él nos ama. El hecho de que tú y yo tengamos aire en nuestros pulmones es una demostración milagrosa de la abrumadora fidelidad de Dios. El hecho de que podamos entrar en una relación tan profunda con un Dios santo y perfecto revela su deseo de buscarnos.

Apocalipsis 3:20 dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. Este pasaje de Apocalipsis es la palabra de Dios a la tibia iglesia de Laodicea. Dios no solo llama a las puertas de corazones ya llenos de pasión por él, no solo llama a las puertas de los perdidos, sino que llama también a las puertas de los corazones que necesitan desesperadamente un avivamiento interior a través de su amor tangible y poderoso. Llama a las puertas de los corazones cuya llama ha sido sofocada por las preocupaciones y el estrés de este mundo para que pueda volver a encender la comunión apasionada entre nuestro espíritu y el Espíritu Santo.

El Dios del cielo y de la tierra te está buscando apasionadamente en este mismo momento. No importa qué tan cerca estés de él, él está llamando a la puerta de tu corazón, pidiéndote entrar para encontrarse contigo una vez más. Él no está tocando solo para arreglar tus partes rotas; no está llamando solo para hacerte hacer algo por él. Él simplemente quiere reunirse contigo, simplemente quiere amarte.

La forma en que respondas a la búsqueda apasionada de Dios depende totalmente de ti. Hoy hay gracia para ti para buscar el rostro de tu Padre celestial. Hay gracia para abrir tu corazón y aceptar el maravilloso regalo de encontrar la presencia de Dios. Hay gracia para conocer y experimentar las profundidades del amor de Dios por ti. La pregunta que tienes ante ti es simplemente esta: ¿elegirás hoy que Dios te ame?

Guía de Oración

1. Medita en el deseo de tu Padre celestial de buscarte con amor.

“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!”. Isaías 49:15

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados”. 1 Juan 4:10

Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad”. Jeremías 31:3

2. Abre tu corazón a tu amoroso Padre. Pídele que te revele su cercanía y amor. Pídele que te revele su presencia para que puedas pasar un tiempo reunido con él.

“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20

“Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás”. Deuteronomio 4:29

3. Tómate un tiempo simplemente para dejar que Dios te ame. Abre los lugares de tu corazón que están rotos, heridos y que te causan dolor. Confiesa todos los pecados que te impiden caminar en la plenitud de la relación con Dios que está disponible para ti. No abandones la presencia de Dios hasta que sientas que él ha hecho la obra que desea hacer hoy.

Lectura Complementaria

Tomarse un tiempo para sentarse en la presencia de Dios y simplemente recibir su amor es fundamental para todos los demás aspectos del cristianismo. Toda la eternidad se trata simplemente de estar con nuestro Creador; todo se trata de permitir que Dios nos ame y de darle nuestros corazones a cambio. Que Efesios 3:14-19 avive tu corazón para buscar verdaderamente un conocimiento revelador del amor de Dios por ti:

Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios”.

Lectura Complementaria: Juan 15 o ve el video de el Proyecto La Biblia en Juan 13-21.